El Caballo Peruano de Paso y su Historia |
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Existe evidencia acumulada sobre que el Equus Caballus se desarrolló a partir de dos orígenes: un animal de tipo liviano y el otro de mayor proporción y tamaño, referido como pesado.E ste conocimiento proviene de pinturas cavernarias y fósiles encontrados en Europa Central y Asia, en las que se representa al Tipo Ligero con una cara corta, hocico estrecho, miembros y tronco delgados; y al Tipo Pesado con una cabeza ancha, cara prominente y huesos amplios en el cuerpo y las extremidades.Las muchísimas –aproximadamente 200- razas actuales parecen haberse originado partiendo de unos pocos tipos antiguos de más o menos 10.000 años de antigüedad. Existe controversia entre los expertos acerca de cuáles fueron los tipos primitivos que sirvieron de base para la población equina moderna pero se sospecha que fueron tres los que le han dado origen: el tarpán, el europeo de sangre fría y el oriental de sangre caliente. Razas que han dado origen al caballo actualEl Tarpán: Fue el caballo de la estepa rusa y de la llanura de la Europa Oriental. Conocido como el caballo selvaje de Europa, se extinguió durante el siglo antepasado. Según el historiador Antonius, el tarpán habitó desde la actual ciudad de Stalingrado, en el oriente, hasta las islas británicas. Pinturas rupestres en cavernas de Francia y España muestran este tipo de animal.El europeo de sangre fría: Fue el poblador de los bosques europeos y es conocido con el “caballo grande” por haber dado origen a las razas medievales de corpulentos animales usados como bestias de tiro y de silla de caballeros de armadura. Algunos historiadores aducen que durante la era glacial, el medio ambiente los forzó a elevar su estatura para poder alimentarse de las hojas tiernas de las copas de los árboles pequeños. El oriental de sangre caliente: Este caballo fue probablemente de 130 a 140 cm. de alzada y muy similar al tarpán aunque más refinado, de pelaje más fino y de estructura ósea más delicada. Se desarrollaron tres subtipos: el turcomano, el berberisco y el árabe. El caballo históricoEl caballo ya había sido domado en el tercer milenio antes de Cristo. El lugar más probable se sitúa en una región que se extiende desde la cuenca de Okus (Amudaria) hasta los confines más lejanos de Siberia en el litoral del estrecho de Bering.Todo parece indicar que su doma se hizo para arrastrar carros de combate; los egipcios, asirios, griegos, germanos, bretones y muchos otros pueblos peleaban con este medio. Alejandro el Grande entra a la historia como domador, al ser el único capaz de montar a Bucéfalo, caballo de padre berebere y madre tesaliana. En la Europa antigua el uso de caballos estaba restringido a los pudientes, creándose una clase social especial para sus propietarios. En Atenas, los jinetes llevaban nombres con el afijo hipo, (caballo), como Filipo, Aristipo e Hipocoonte. En Roma era marcada la diferencia entre los simples y los équites, que tenían el privilegio de guerrear montados a caballo. Durante la Edad Media, los caballeros viajaban solamente a caballo; los comunes mortales lo hacían sobre asnos o mulas. Cuando tenían que marchar a la guerra o al torneo, los precedían, si eran nobles, sus grandes caballos llevados por pajes seguidos a su vez por su escudero. Los caballos de la época se distinguían en destreros o gran caballo de batalla, que un paje llevaba a la diestra; el palafrén, que servía para transporte, caza y las paradas; el rocín, del francés roussin o caballo entero, era el animal que utilizaban los escuderos para viajar, y el amblador que se utilizaba para transportar a los heridos. Además, la hacanea era la cabalgadura de las damas y la jaca o du gobelet, cargaba los víveres para el viaje. Con la invención de las armas de fuego, el ejército se vio obligado a una mayor movilidad y los jinetes a deshacerse de sus incómodas y pesadas armaduras que ya muy poco los protegían de los proyectiles. Así, el caballo comienza a perder su importancia inicial y la infantería comienza a llevar el peso de las batallas relegándolo a un papel secundario. El caballo español históricoLos caballos españoles eran considerados sumamente valiosos. Ricardo Sin Miedo, Duque de Normandía, y Guillermo el Conquistador al igual que Ricardo Corazón de León, los tenían como sus preferidos. Eduardo II compró por mil marcos de oro, cincuenta padrillos españoles para mejorar la raza de su país.Durante la época del descubrimiento de América, a juzgar por los escritores y artistas de la época, el caballo español era un animal más bien chico, de tipo mesomorfo, de cuello ancho, cuello musculoso, grupa redonda y anca caída. Al momento que el caballo llega a América existían tres tipos de caballos españoles: el castellano, el andaluz y la hacanea. Dicho en otras palabras: uno libre de influencia oriental reciente – el castellano -; otro mezclado con los invasores moros – el andaluz- y un tercero – la hacanea- del que no se dice nada por la poca importancia que se le da, salvo que era amblador, pequeño y con abundantes crines. El caballo histórico americanoMientras en Europa este animal constituyó un privilegio de castas y una necesidad militar, en América el caballo significó un medio de riqueza y un instrumento de trabajo.Cristóbal Colón trajo los primeros caballos que pisaron tierra americana en su segundo viaje que zarpó de Cádiz el 29 de septiembre de 1493. Durante los doce o trece años siguientes al descubrimiento, se efectuaron importaciones de yeguas y padrillos para establecer criaderos en la Española (Santo Domingo). Para 1500 ya había en la isla una yeguada real de setenta yeguas madres. Nicaragua fue el único centro de cría en América Central que adquirió importancia en tierra firme y de donde salió la mayor parte de la caballada que Pizarro llevó al Perú. El caballo histórico peruanoEn la capitulación para la Conquista del Perú, se le autorizaba a Francisco Pizarro a tomar hasta veinticinco caballos y otras tantas yeguas de la cabaña real de Jamaica. Fueron treinta y siete caballos según testimonio de Francisco Xerez, su secretario.Pizarro se hizo de numerosa caballería, hasta el punto que, en 1536, cuando se produjo el alzamiento de los indígenas en el Cuzco, los españoles perdieron doscientos caballos, bajas que fueron compensadas por la Real Audiencia de Santo Domingo, que envió igual número de animales. El Inca Garcilaso de la Vega relata en sus Comentarios Reales que en los inicios de la conquista no se permitía importar caballos de España. Si alguno se vendía, su precio era exorbitante y cuadruplicaba el salario anual de un gobernador de provincia. Según el suplemento del diario “El Comercio” del 9 de abril de 1967, un caballo español valía por cuatro esclavos negros y diez indios durante la Corona. Cuando Lima es elevada a capital del Virreinato, la cría de equinos adquiere una importancia extraordinaria. Sólo en Jaén de Bracamoros existían cuatro mil yeguas madres repartidas en diez criaderos. Durante la Conquista, el caballo pone a prueba su fortaleza, rusticidad y adaptabilidad. En esta etapa se inicia una depuración natural; todos los animales que no tienen condiciones sobresalientes van desapareciendo por lo rudo del viaje e inhóspito del medio. Además, los animales tuvieron que modificar sus hábitos de comida, incorporando el maíz, chala y hojas de leguminosas y de tubérculos, como la papa, yuca y camote. En este sentido, la falta de forraje natural fue también la causa de que nunca existieran caballos cimarrones en el Perú, como los hubo en Estados Unidos, Venezuela y Argentina. |